La evangelización se refiere a la prédica del Evangelio de Jesús y; por consiguiente, del cristianismo. La palabra <<Evangelio>> proviene del griego y significa <<Buena Nueva>>. Además de la prédica del Evangelio, la evangelización también incluye la prédica de las enseñanzas contenidas en la Biblia.
La actividad de evangelización comienza con Jesús. Este comienza a predicar la Buena Nueva de la llegada del Mesías. Esta responsabilidad pasa a sus discípulos y de ellos va pasando generación tras generación hasta nosotros hoy día.
El evangelismo es una corriente cristiana que nace en el siglo XVI. Este se ve impulsado por La Reforma, que se lleva a cabo principalmente por la figura de Martín Lutero. Los elementos principales que llevan a que estalle esta reforma en Europa son la veneración a los santos y la corrupción de la Iglesia católica.
No obstante, el evangelismo de desliga de todas estas doctrinas y vuelve al cristianismo primitivo. Se enfoca en el estudio de los evangelios que contiene la Biblia. Estos escritos son su guía y su fundamento principal. La Palabra de Dios y la oración son los pilares de la fe evangélica.
El evangelismo posee unos principios doctrinales muy bien definidos: la creencia en un solo Dios y en la Trinidad, la referencia a la Biblia, la idea de que el mundo está llegando a su fin y la importancia de las misiones.
Martín Lutero utilizó el término <<evangélico>> para referirse a los seguidores de la doctrina de la sola gracia. Años después, este término se utilizaría como sinónimo de <<protestante>>. La labor de la evangelización es fundamental en las iglesias evangélicas.
Existen varias vertientes del evangelismo: liberalismo, conservadurismo, evangelismo y fundamentalismo. Hoy día, la mayoría de las iglesias evangélicas comparten los principios anteriormente descritos y que separan a esta religión del catolicismo. Por otra parte, existen temas contemporáneos muy controversiales tales como el aborto, la eutanasia y la homosexualidad en los que la mayoría de las iglesias y denominaciones evangélicas han preferido optar por el conservadurismo.
Las denominaciones evangélicas surgen de La Reforma llevada a cabo por Martín Lutero en el siglo XVI. Esto provocó una división en cuatro corrientes doctrinales distintas: luterana, reformada, anabaptista y anglicana. A partir de estas corrientes primigenias se fueron desarrollando otras. A continuación, les presentamos una lista de algunas de estas denominaciones:
Como dijimos anteriormente, la evangelización comienza con Jesús. Con el objetivo de analizar su labor evangelizadora, es necesario analizar su ministerio. Para realizar este análisis de Su ministerio y de la forma en que difundió la Palabra de Dios, hay que recurrir a los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Ellos narran todo el recorrido de Jesús en su vida ministerial y el impacto que tiene en las personas que se acercan a Él y deciden seguirlo.
Parecería que Jesús ministró por mucho tiempo, debido a todos los milagros que realizó y a la gran cantidad de seguidores que logró reunir a su alrededor. Además, logró erigir la Iglesia y tener a un grupo de discípulos bien entrenados que prosiguieron con la labor de evangelización luego de la Ascensión del Mesías al Cielo. Sin embargo, el ministerio de nuestro Señor Jesucristo tuvo una duración de apenas entre tres y tres años y medio, aunque en realidad no existe consenso con respecto a esto.
Luego de que Jesús fuera bautizado por Juan el Bautista y después de su regreso del desierto, donde es tentado por el diablo durante cuarenta días, se puede decir que comienza su ministerio en Judea. En este período, conoce a varios de sus futuros discípulos. Juan el Bautista, al verlo, dice: He aquí el Cordero de Dios (Juan 1:36). Andrés, que era seguidor de Juan el Bautista, va a buscar a su hermano Simón y le presenta a Jesús como el Mesías y Jesús lo nombra Pedro.
Además, realiza el milagro de convertir el agua en vino durante la boda en Caná (Juan 2:7-9) y bautiza con sus discípulos.
Es muy importante señalar, aunque haya sido por un período corto, Su labor ministerial en Samaria. Su encuentro con la mujer en el pozo es un pasaje muy bello e inspirador. Tenemos que tener en cuenta que los samaritanos sentían odio por los israelitas. No obstante, la mujer en el pozo se queda deslumbrada con Jesús e invita a muchos más a que vean al Salvador.
En Galilea, pide a Andrés, Pedro y Jacobo que dejen sus redes y comiencen a ser pescadores de hombres (Marcos 1:17). Ante este llamado, lo siguen y comienzan a evangelizar por toda Galilea por varias sinagogas y más tarde pide a Mateo que lo siga.
Un tiempo después, escoge a solo doce de sus discípulos para que estén con él todo el tiempo para que aprendan y lo ayuden con la labor de evangelización. Con estos doce discípulos viaja por toda Galilea y ya para el final de su ministerio por esta región tiene la suficiente confianza en sus discípulos como para dejarlos que ministren solos en grupos de dos (Marcos 6:7).
Luego de volver a Judea y de predicar en Perea, Jesús hace Su Entrada Triunfal. Luego limpia el templo y vuelca las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas (Marcos 11:15). Convoca a sus doce discípulos a la Última cena y les confiesa que uno de ellos lo traicionará. Efectivamente, Judas ya había conspirado en su contra y lo traiciona esa misma noche.
Jesús tiene que soportar varios juicios antes de su crucifixión. Luego, tenemos varios momentos en los que se demuestra que ha resucitado. El primero es que no aparece en su tumba. Posteriormente, se aparece a varios de sus discípulos y a otras personas. Al final de su ministerio, una multitud presencia Su Ascensión al Cielo.
Después de haber dado un breve recorrido por el ministerio de Jesús, podemos analizar a grandes rasgos cómo Él evangelizó.
Nuestro Señor estaba consciente de que la tarea era gigantesca: había que crear el Reino de Dios en la tierra. Por tanto, decidió formar a un grupo de personas para que lo ayudaran con la labor de la evangelización. De aquí surgen los Doce, la Iglesia y todo el camino recorrido por ellos hasta la actualidad. En estos momentos, nosotros somos los que cargamos con esa responsabilidad. Tenemos que cumplir con la Gran Comisión. No podemos pensar que esto es una tarea fácil. Tenemos también, al igual que Jesús, capacitar a otras personas para que apoyen la labor evangelizadora. No nos referimos a cualquier persona, Jesús no designó a los doce apóstoles desde el mismo momento que los llamó a seguirlo. Tenemos primero que estar seguros de su fe y de sus valores.
Tenemos que combatir toda iniquidad e inmoralidad. Desde el Antiguo Testamento, vemos como el tema de la justicia es esencial en el pueblo escogido de Israel. Jesús imparte justicia donde quiera que va y con sus parábolas le indica a todos el camino correcto a seguir para no dañar al prójimo. Recordemos cómo Jesús cuando llega al templo expulsa a todos los comerciantes (Juan 2:14). Lo hace porque no concibe cómo pueden utilizar un lugar tan puro para el enriquecimiento y la explotación. Además, los negocios que realizaban estas personas eran muy lucrativos y despojaban al pueblo de sus pocos bienes. En Mateo 23:23, vemos claramente lo importante que era la impartición de justicia para Jesús: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
La Gran Comisión no es más que la encomienda que le da Jesús a los apóstoles para que sigan evangelizando. El objetivo es lograr que todos se acerquen al Señor, que todos sean salvos. Hay que lograr la evangelización de todo el mundo. Así se podría crear el Reino de Dios en la tierra y viviremos en paz y armonía bajo el reinado del Señor.
Por medio de las palabras de Mateo, podemos ver cómo Jesús entrega esta responsabilidad a los apóstoles: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28:19).
Esta Gran Comisión recae en nosotros. Tenemos que tener en cuenta que cada acción que tomemos tiene que estar encaminada a lograr que más personas se acerquen al Señor. Tenemos que lograr que más personas tengan fe en Jesús y se llenen de toda Su Gloria y Sabiduría. Que escojan su camino correctamente y no cometan iniquidades y siempre hagan bien. Ese es el camino que debemos escoger y el camino que marcó nuestro Señor para nosotros. Por tanto, no debemos permitir que más almas se pierdan y provoquen la perdición de otras. Es momento de movilizarse y crear un ejército de salvación que genere un cambio en este mundo. Un cambio de prosperidad y paz que se nos entrega por medio de la Gracia y la Misericordia del Señor.
Esta es una pregunta aparentemente fácil, pero no es tan así. Tenemos que tener en cuenta primeramente los principios establecidos en la Biblia. Sin un conocimiento previo de lo contenido en la Biblia, no creo que se pueda hacer una buena labor. Tenemos que analizar qué es lo que quiere el Señor que hagamos. ¿Qué nos encomendó el Mesías? Tenemos que corregir nuestras acciones para poder predicar con el ejemplo. Esa es la mejor estrategia para evangelizar: el ejemplo. En muchas ocasiones, vemos personas decepcionadas de las actitudes de algunos cristianos, y con razón. Eso los hace alejarse del Señor. Tener fe en el Señor puede ser suficiente para entregarnos la Salvación, pero ¿nos hace buenos cristianos? El buen cristiano trata de imitar la vida perfecta que vivió Jesús. Trata de ser lo más generoso, gentil, humilde y menesteroso con todos. ¿Con qué moral un cristiano se le acerca a un no creyente a predicar el Evangelio si este creyente golpea a su madre? Esto es inconcebible, y desgraciadamente sucede. ¿Cómo podría guiar correctamente este cristiano a esta persona que recién comienza a acercarse al Señor?
Necesitamos también actualizar nuestros métodos de evangelización. Si bien vemos que Jesús en muchas ocasiones conversaba con una sola persona y en algunas ocasiones se dirigía a una <<multitud>> a viva voz; hoy día, esto no es necesario. El gran orador Billy Graham llenaba estadios enteros y se consideraba un gran método de evangelización. Sin embargo, un sitio web como este puede llegar a muchas más personas y no hace falta moverse de nuestras casas. Las tecnologías han venido a facilitar el ministerio evangelizador. Es tiempo de que aprovechemos esto. Por otra parte, los intereses cambian, las generaciones cambian; por tanto, la forma de acercarse a las personas y el discurso también tiene que cambiar. Hoy día, las personas ven la vida de una forma más pragmática.
Las misiones son un pilar fundamental en la evangelización. Desde los tiempos de Jesús, vemos cómo junto con sus discípulos viajaba a varias ciudades a predicar el Evangelio. Luego de su Ascensión, los Doce se encargan de predicar el Evangelio en otras ciudades, incluso alejadas de Jerusalén. Esa actividad se tiene que continuar hoy día. En el mundo actual, existen miles de millones de personas que viven en la oscuridad. Más triste aún, es el gran número de personas que no tienen acceso a la Palabra de Dios. Parece inconcebible, pero muchísimas personas nunca han escuchado hablar de Dios. Esta es una realidad terrible, pero es la realidad de millones de personas. Con respecto a esto, Pablo expresa en Romanos 10:14-15: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian las buenas nuevas!
Necesitamos enviar a hermanos a que lleven luz a los rincones más oscuros de la tierra. La tarea es fuerte y en muchos casos peligrosa. Sin embargo, hay historias bellísimas de agradecimiento de personas que nunca antes habían escuchado hablar del Señor y, gracias a un misionero, encontraron su Salvación.
La labor misionera es muy reconfortante. Por medio de esta, se brinda la salvación a muchas personas. Además, es una oportunidad preciosa para alabar al Señor y merecer Su Gracia.
Definitivamente, la Biblia sigue siendo el libro esencial para evangelizar. La Palabra de Dios siempre tiene vigencia y tiene el poder de acercar a las personas a la fe en Él. No pensemos en una Biblia física, aunque sería lo óptimo. Muchas personas dicen odiar los libros, y más los jóvenes. Sin embargo, qué tal una aplicación móvil. Quizás a muchos les guste la idea y se acerquen al Señor y al libro sagrado del cristianismo por esa vía.
Los tratados siguen siendo muy efectivos. Son textos bien cortos e inspiradores que nos cuentan la grandeza del Señor y qué debemos hacer para alabarlo. Estos no solo son muy útiles para el trabajo evangelizador, también cumplen su función dentro de las iglesias. Por medio de los tratados, podemos encapsular una enseñanza contenida en la Biblia. Puede ser abrumador pensar que necesitamos leer toda la Biblia. Sin embargo, ¿qué tal leer un documento pequeño de unas mil palabras escrito en un lenguaje contemporáneo y claro? Eso suena mucho mejor.
Las ilustraciones, que se hacen en un formato parecido a los tratados, son muy amenas y, a la vez, transmiten poderosas enseñanzas. Son más bien historias reales o no, en las que vemos cómo nuestra fe en el Señor nos alumbra el camino y nos aleja de la oscuridad. Son historias muy inspiradoras que nos hacen acercarnos más a Dios y obedecer más sus palabras. Estas historias tienen que ser muy frescas, muy contemporáneas. Deben tratar temas reales y problemas y situaciones que las personas estén enfrentando o puedan enfrentar en sus vidas. La idea es que el lector se sienta identificado con lo que lee y piense: Esta persona de la historia puedo ser yo.
Las novelas son una especie de ilustración, pero en un formato mucho más grande. Son historias reales o creadas por el autor en las que vemos muchas enseñanzas. Podemos apreciar la intervención del Señor en las vidas de los personajes. Leemos acerca de cómo la vida de estos cambia cuando acceden a abrir su corazón a Dios o cuando Él decide intervenir y regocijarnos con su Gloria. Son historias bien entretenidas e inspiradoras que nos entregan una forma alternativa de cómo afrontar la vida.
Los libros de apoyo son esenciales para la capacitación y enseñanza de cristianos. Esto es necesario para que refuercen su fe y para que estén mejor preparados para la evangelización. Además, tal y como hizo Jesús, también tenemos que estar listos para instruir a otros a que nos apoyen en el cumplimiento de la Gran Comisión. Si bien la mayoría de estos textos suelen no ser tan amenos como las novelas, son de lectura obligatoria para todo cristiano. Por medio de estos textos, podemos impartir cursos y seminarios para creyentes. Esta es una labor vital para llevar a cabo la evangelización y poder alcanzar a más personas no salvas e incorporarlas al Reino de Dios.
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